Friday, October 18, 2024

10.000 Millones

En la remota Creta, el viento soplaba entre las rocas de la montaña, rodeando el pequeño caserío donde Pasífae, una mujer curtida por la vida rural, se retorcía en un catre desvencijado. Al otro lado de la habitación, Asteria, la comadrona más vieja de la comarca, removía con calma un cuenco de barro. Parecía completamente ajena a los gritos de la parturienta.

—¡Asteria, mi alma! —gritó Pasífae, sudando a mares—. ¡Que me va a reventar el chiquillo, haz algo!

Asteria, con la parsimonia de quien ha visto más partos que días soleados en Galicia, masculló mientras agitaba las hierbas.

—Tranquilita, mujer. A ver, que todo esto es parte del show. El parto va como tiene que ir, niña. Como decían los filósofos ... "lo que es, es". Aunque igual tú lo ves como lo que "no es", ¡que ya me entiendes!

Pasífae, perdiendo la paciencia, gruñó entre dientes.

—¡Ni sé de qué me hablas, Asteria! ¡Solo quiero que el crío salga sano! 

Asteria se echó a reír, como si aquello fuera la petición más graciosa del siglo. Su risa, mezcla de carcajada andaluza y asturiana, resonó en la pequeña cabaña.

—¡Ay, hija, tú y tus expectativas! ¡Qué baja tienes la barra, muchacha! No sé si te han contao, pero resulta que Zeus me ha chivao un secretillo… ¡tu chiquilla es el humano número 10.000 millones!

—¿Cómo? —dijo Pasífae entre jadeos—. ¡Dios mío, que no me entere yo de más historias! ¡Yo lo que quiero es que sea normal!

—Normal, dice... —murmuró Asteria, limpiándose las manos en el delantal—. Pues ahí está el lío, reina mía. Hera se ha puesto celosona, ya sabes cómo es, y… bueno, le ha hecho un ajuste. Cosas de dioses, ya sabes.

Pasífae, sintiendo otra contracción feroz, intentó levantarse del catre.

—¡Un ajuste! —chilló—. ¡¿Qué tipo de ajuste?! No me digas que… ¡Ay, madre del amor hermoso, que me nace un monstruo!

—Hombre, "monstruo" es una palabra fea. A ver, digamos que va a nacer… un poco distinta. Hera le ha dado un toque bovino. Nada serio, ¿eh? Cabeza de vaca, cuerpo de persona. ¡Más original, imposible! Esto es como el pintxo de los bares del País Vasco, te esperas una tapa normal y te ponen algo que no sabes ni cómo comértelo.

—¡¿Cabeza de vaca?! —exclamó—. ¡Ay, Asteria, por lo que más quieras, no puedo tener una criatura así! ¡Zeus me perdone, pero con eso no puedo!

—Vamos, vamos, no seas exagerada, mujer. Que aquí, en este pueblillo, raritos somos todos. ¿Te acuerdas de Teseo, que no sale de casa sin la capa de torero? ¿O la de Dédalo, que jura que puede volar con alas de cartón? Anda, si al final la niña no desentonará tanto.

—¡Pero esto es una maldición! —gimió Pasífae—. ¿Qué va a ser de ella?

—Bueno, pues maldición, bendición, todo depende de cómo lo mires, reina. Si tú lo piensas, que tu hija sea la Minoayelada —que así se va a llamar, ya te aviso— es un hito, un hito histórico. ¡El humano 10.000 millones! Anda que no se va a hablar de ella en las ferias. "Mira, la niña que es medio ternera", dirán. ¡Y tú, su orgullosa madre, explicándolo en catalán y en vasco, para que todos te entiendan bien!

Pasífae gimió de nuevo, mientras una nueva contracción la hacía encorvarse.

—¡Ya viene, ya viene! —gritó, fuera de sí.

—Venga, va, vamos a recibir a la pequeñaja. Haz fuerza, Pasífae, ¡que esto no se hace solo!

Tras un último empujón y un grito final, el llanto del bebé resonó en la cabaña, aunque aquel sonido no era exactamente un llanto. Era más bien un... mugido. Asteria sonrió, y sin sorpresa alguna, levantó a la criatura.

—¡Ah, mírala, qué preciosidad! ¡La Minoayelada! —exclamó, con orgullo.

Pasífae, temblando, intentó mirar, pero cuando vio la cabeza de su hija, con dos cuernos diminutos y el hocico redondeado de una ternera, se desplomó sobre la cama.

—¡Dios santo! —susurró, entre lágrimas—. ¡Es una bestia!

—A ver, a ver, bestia no, que es tu hija. Y además, con esos cuernos tan monos, ya me la imagino adornada con flores para las fiestas del pueblo. Va a ser el alma de la feria, ya verás, txikita.

Pasífae, aún en shock, no podía apartar los ojos de su pequeña hija, mitad humana, mitad ternera. ¿Cómo iba a explicarlo? ¿Cómo iba a criar a una criatura así? Asteria, observando su expresión, le dio una palmada en la espalda.

—A ver, no te agobies. Esto es Creta, sí, pero en el fondo es como cualquier pueblillo de Andalucía o Cataluña. Aquí, todo el mundo tiene sus manías, y a la larga, se acostumbrarán. ¡Si te digo yo que la niña va a ser famosa!

—¿Famosa? —murmuró Pasífae, desconsolada—. ¿Famosa por ser un monstruo?

—Famosa por ser única, que no es lo mismo. Y cuando cumpla los dieciocho y vaya al pueblo, con su falda y sus cuernos bien bonitos, ¿qué más da lo que piensen los demás? Al final, en este pueblo, cada uno tiene lo suyo. Además, seguro que es buena ordeñando —añadió con una sonrisa pícara.

Pasífae soltó un sollozo, agotada, mientras Asteria le pasaba a la Minoayelada en brazos.

—Va a estar bien, Pasífae —susurró Asteria—La chiquilla se ve que tiene hambre, pero no le alistes el pezón, ya más adelante te diré que come este regalo de los Dioses.


Este relato participa en la convocatoria del 'Tintero de Oro' en homenaje a Miguel Delibes, 

Modalidad fuera de concurso.





13 comments:

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  2. Como Toro Salvaje la encuentro muy atractiva.
    Dile que me escriba, jajjaa

    La mitología explicada así me hubiera gustado mucho.

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  3. Aparte de las mancias de Los Dioses, que han puesto en buen apuro a la protagonista para sacar adelante a su criatura, ejerce la situación que planteas un desorbitante alarde de sinceridad porque otros seres de la grey humana sin la apariencia referida, son en sí mismos unos cabestros y no queda reconocido. Este redactado esconde filosofía mucho más de lo que parece o acaso, como es metapreternatural, la expone demasiado sin que se advierta, que tanto monta monta tanto. Se estaba acabando el concurso ¡ O h L u c y ! y ya se te echaba de menos que no acudías con alguna muestra de literatura de la tuya...¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Menos mal amiguita!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ¡A seguir disfrutando del Sol del Membrillo!🕵️‍♂️

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  4. ¡Hola, Lucila! Encantada de leerte.
    Al principio de la lectura me confundió un poco (un mucho) la mezcla de la remota Creta, los nombres griegos y la actual Galicia, y digo actual porque la palabra “show” no conforma el lenguaje griego ni de la antigua Galicia ni las demás expresiones que utilizas… pero seguí leyendo y ¡equilicuá!, comprendí que te lo has pasado pipa mezclando personajes clásico y mitológicos con pinchos vascos, y demás zarandajas, y comprendí que era un juego de humor, y ahí radica la originalidad del enfoque que le has dado.
    La imaginación al poder, compañera. ¡Anda que…! 😊

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  5. Lucy Ferina, que pieza mas intrigante y humoristica nos has compartido, menos mal estuvo fuera de concurso, porque este relato es de mas de 100 puntos....

    Nos tienes acostumbrados a que hay mitologia de minotauros pero la trajiste al ambiente moderno y siendo homenaje a Delibes, los personajes son pues de España, como debe ser.

    Y con un hito interesante 10.000 millones, vaya que si que estamos sobrepoblados, si yo me acuerdo de chiquillo como anunciaban a los 4 vientos del humano 5000 millones....

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  6. Un relato muy divertido y cargado de ironía, muy agradable de leer. Estupendo aporte, Lucy, para el certamen del Tintero.

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  7. Me gusta fusionaste tu especial versión de la mitología con el tema del Tintero.
    Es cierto, de haber participado habrías tenido 700 puntos.
    Un abrazo.

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  8. Hola Lucy, menuda historia tiene de todo. Mucha mala leche de los y las diosas y a la pobre mortal le viene una época un poco complicada con la niña. Buena semana. Un abrazo.

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  9. Hola, Lucy. Un relato muy divertido, con esos toques tan hispánicos que le das a tus personajes. Lo de "mi alma" me ha encantado. Un abrazo.

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  10. Hola Lucy, juega que te juega, trasponiendo mitos y cotidianeidades, lugares y épocas, hay un par de cuestiones subyacentes muy interesantes y originales. Que ocurra en Creta pero que a la vez pueda ser Hispania, no es lo menos. Me ha encantado. Unabrazo

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  11. Casa ser único necesariamente es, también, un poco monstruo.

    Saludos,
    J.

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  12. Hola Lucy. Más vale tarde que nunca. Un relato divertido y cargado de giros que sacan más de una carcajada, plagado además de guiños a las costumbres de esta nuestra piel de toro, nunca mejor dicho. Humor para rematar esta edición del Tintero. Un abrazo.

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